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Cambia lo superficial, cambia también lo profundo…

Claves para emprender con impacto social, medioambiental y cultural. Por Bernardo García Izquierdo

En el campo de los negocios hay métricas de medida como la TIR, la VAN o el resultado del ejercicio. Seguro que si has participado en alguna formación para emprendedores/as te suenan estas métricas, pero la verdad es que hay mucho más que medir que el rendimiento financiero... Con nuestra actividad emprendedora generamos cambios en nuestro entorno, cambios en la sociedad, en el medio-ambiente; dejamos una huella.

Medir esta huella se ha convertido en algo fundamental cuando, poco a poco, el valor de una empresa o un proyecto, empieza a considerarse en términos que van mucho más allá de lo económico. A todos y todas nos gustaría saber en qué medida estamos generando un beneficio social o ambiental con nuestro trabajo ¿verdad? No sólo porque saberlo nos permite mejorar, si no también porque demostrar lo que conseguimos con nuestro emprendimiento nos puede abrir muchas puertas... 

Le preguntamos a Bernardo García, vicepresidente de ESIMPACT, Asociación para la medición y gestión del impacto social y consultor asociado a la consultora social Stone Soup Consultingque nos explique en unas pocas líneas por qué es importante medir nuestro IMPACTO SOCIAL... ¡No te lo pierdas!

Las palabras de Mercedes Sosa en su canción “Todo cambia” nos sacuden, nos sacan de nuestro aletargamiento y de nuestros prejuicios, nos invocan a la observación, a la reflexión y a la acción; ciertamente, no nos dejan indiferentes.

El propósito de las personas emprendedoras también suele alinearse con este espíritu. Y me pregunto… ¿cuántas veces tenemos la sensación de que efectivamente algo cambia como consecuencia de nuestros esfuerzos para sacar adelante un proyecto?, ¿en cuántas ocasiones tenemos la certeza de que algo se está transformando gracias a nuestro impulso, dedicación y compromiso?, ¿tenemos algún indicio de que los posibles cambios que estemos generando van en la dirección deseada?

El mero hecho de plantearnos estas u otras preguntas respecto a nuestro auténtico efecto transformacional, ya es un paso relevante en el camino hacia la gestión consciente del impacto social, medioambiental y cultural de nuestro proyecto emprendedor.

La medición del impacto social no es un concepto nuevo. Según los resultados del estudio que desde ESIMPACT hemos publicado recientemente sobre la situación de este enfoque en España (“Luces y sombras de la medición del impacto social en España”), se constata que “se trata de un enfoque y de una práctica que ha llegado para quedarse”.

Cuando nos decidimos a medir el impacto social de nuestro proyecto emprendedor, ya no podemos mirar para otro lado. La medición nos devuelve cual espejo las evidencias, síntomas o indicios de aquellos cambios que están gestándose a nivel social, medioambiental y cultural como consecuencia de su despliegue. La gestión consciente y responsable de estos resultados, complementarios y no menos importantes que los puramente económicos, no sólo nos hará sentirnos más satisfechos con relación a nuestros principios y valores, sino que dotará a nuestro proyecto emprendedor de una solidez esencial en un mercado en el que cada vez cuenta más cuál es la contribución de cada iniciativa a una sociedad más justa y equitativa, y a un medio ambiente más sostenible.